Con arena en mis manos.

En una ocasión ya hace muchos años atrás fuimos a la playa con mis padres y mis hermanas, y como típico adolescente siempre quería estar un poco más allá del límite que mis padres me habían dicho que me mantuviera.

Estaba con mis amigos y nunca había experimentado algo tan desesperante. De repente sentí el nivel del agua un poco arriba de mi pecho y una fuerza que hizo no poder mantener mis pies en la arena, estaba flotando y estaba siendo arrastrado hacia adentro del mar, recuerdo que trate de solamente flotar y aprovechar que una ola me llevará de nuevo a la orilla. Sí, esa ola me sacó pero sin antes mostrarme su fuerza. De repente sentí que estaba tocando la arena realmente llegó un momento en que no sabía en donde era arriba y abajo solamente una fuerza que me empujaba. 

En nuestro país cuando esto sucede decimos " te revolco la ola". Desde ese tiempo cuando vamos a la playa nunca dejo que el agua pase de mi cintura. 

Una vez un amigo entre tantos desaciertos en su vida me preguntó ¿Cuál es la relación entre la fé y la prudencia? Realmente nunca pude explicarle esa pregunta pero con el pasar del tiempo he tenido un poco de claridad con relación a la respuesta a esa pregunta.

Creo que muchas veces me encontré haciendo cosas que en muchas ocasiones me frustre, o me encontré en un momento sin sentido, incluso la pregunta que este amigo me hizo poner en duda lo que hacía. Encontré que hay una verdad que te hace estar seguro en medio de las circunstancias.

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos, Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder.

Salmos 84:6‭-‬7 

Cada día nace una pregunta ¿Cuál es mi anhelo?.


 



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